Nada me ata a esta vida, por qué no partir?
Impecable pregunta que me azota en estos últimos amaneceres y que apenas me deja respirar. No soporto más esta levedad impuesta porque me esta generando melancolia con sabor a odio de las sonrisas y de los gestos alegres de un inocente. Giro en medio de la oscuridad y no encuentro la salida; en alguna parte se encontrará porque ella siempre esta allí donde menos la esperamos... Ya no hay esperanza ni desesperanza, solo vertigo como si cayera en caida libre por entre un tunel curvo. Insoportable caida!

No parto por la cobardia de la ausencia y de la presencia y porque el pensamiento de los otros me mantiene en pie. En que momento dejaran de sujetarme? ... quiero que lo hagan! dejadme! es hora de caer.

Saboreo los días que se arrastran entre las rocas que forman el camino. Escucho el susurro de vientos lejanos del pasado, del futuro y de este interminable presente. Observo el olvido de cada paso; heridos mis pies continúan caminando. Huelo la angustia del crecer, del estar viva con la sensación a flor de piel. Toco suavemente mis hechos y andanzas gestadas con el temor de la primera vez. ...Lentamente mi alma penetra la vida...

Las aristas están iguales y la cavidad apenas encaja en el espacio donde fue abandonado. Se desprende de él una luz apenas perceptible y latente que no muere, que se resiste a morir a dejarse llevar por la inevitable muerte. Fin de la aventura con mirada lejana, agonía constante sin letras que pronunciar, sin voces que escuchar. Huir de tan deplorable espectáculo. Suéltalo!! Deja que se vaya completo, no por pedacitos, deja que alguien le llore y le extrañe. Persistes en la agonía y no le das fin seguro, sin remedio. Desprenderse significa dejarse ir… a donde? Allí donde no querías recordar, allí de donde partiste para vivir la ilusión. Monosílabos estáticos se quedan titilando. Fin. Tensión. Decisión.