12 enero 2008

(Para mi amada Paola en este momento...)
Sé que me necesitas porque tu silencio me lo dice todo. Nuevamente tú me das la lección de lo frágil que puede ser la vida y sin embargo te muestras tan firme y entera que alcanza para las dos. Tu mirada me asalta desde la lejanía y continuas diciéndome lo cerca que estas de mí.
Tú, valiente mujer que desenmascaras la muerte con tanta crudeza, que tomas lo efímero de la existencia misma y lo haces parte de tu piel.
Tú, alma deseosa de grandeza te ofrezco mi humilde llanto que te grita una caricia en tu pelo mientras te quedas dormida.
Aquí estoy mi dulce niña, desde la distancia despido contigo a ese Ser que pudo ser pero que no fue ahora. Aquí estoy, desde la distancia para secar tu silencio y decirte la palabra que ojalá te anime. Aquí estoy con mi fragilidad pues tu haces que la sienta en mi piel… jamás me sentí tan vulnerable y triste como cuando me reflejo en tu tristeza; jamás me sentí mas fuerte como cuando tú, decidida y serena, puedes esperar la luz del sol después de una fría y oscura noche. Gracias por tu Ser cerca de mi.
La partida aparente de los seres con quienes nos encontramos en otras vidas, en otros caminos y bajo la influencia de los actos que unen y dejan huella en el espacio-tiempo de los encuentros. La ruleta que gira y gira con un movimiento especial en espiral y nos hace ascender. En la travesía, el deseo del encuentro con una piel conocida vibra aturdiendo la razón y sin embargo la resistencia se prepara como ejercito avisado del eminente ataque. Alerta.
Las palabras se posan y derriten el sentir mientras la incertidumbre dejada al destino, se disfraza de seguridad. Miedo.
La tentación de los días se dibuja mostrando el pasado que se aferra desesperadamente para que el presente no lo devore. Decisión.
La libertad reclama la comprensión de los otros, espejos míos donde me reflejo con la piel temblando ante el reto.
En mi búsqueda…