Cuál es el momento justo para decirse a uno mismo que ya la obra está terminada
si aun no sé ni como comenzar.
Cuál es el instante en el que se debe dejar rodar la cabeza para que no mortifiquen los fantasmas chismosos y malintencionados.
En qué parte del universo debo dejar colgado a una estrella viajera las mentiras, los engaños y este sentimiento tan malsano e imperdonable de la extrañez.
Escarbo entre mi pasado, entre cada imagen hecha fotografia en mi memoria, en cada orgasmo bien logrado, en el silencio que me desnudó, en la sensación de aquellas manos que no acepto volver a anhelar y no logro, no concibo el momento del reencuentro.
Los días se meten entre mis noches que hablan con mi propia voz; aliento que me envuelve pendulando en la imaginación.
Te amarro, te espero, te aguanto, te pienso, te imagino, te escucho, imagino tu suspiro, tu piel y aun así no te subes al tren que te traerá directo a mi.
... no te conozco,
no me conoces....
3 Comments:
Hay veces que trato de borrar de mi mente la palabra reencuentro, tal ves por desconfianza al suceso y a lo que pueda deparar el destino
el momento para saber que ya ha terminado, es cuando ha pasado un tiempo y realmente ha terminado
Quizá, quizá seamos obras inacabadas o inacabables...
Un abrazo
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